Es curioso cómo los seres humanos cambian radicalmente según los acontecimientos. No me veo capaz de dejar de hablarle a una persona por una diferencia de opiniones. Y menos aun cuando has compartido muchas salidas, cenas, situaciones cotidianas... es difícil afrontar el hecho de que, de un día para otro, no te dirija la palabra y ni siquiera te mire. Odio esa sensación.
Anoche estuve hasta las cuatro de la madrugada despierto. Don Insomnio volvió a visitarme. Me pasé casi toda la noche mirando blogs. Encontré uno con una entrada que expresa tan claramente lo que yo quiero decir que tuve que guardarla. Dicho post es una carta de amor de una exnovia hacia su expareja. Éste la dejó por otra y ahora vuelve para ser su amigo. Ella no quiere, le guarda un rencor inmenso y no desea saber nada de él.
Hoy me ha llamado. No salió su nombre en la pantalla, ya la borré hace tiempo de mi agenda. No era su número personal. Me llamó desde el teléfono de su madre, reconocí los dígitos (tantos años de relación hacen que recuerdes números, nombres y direcciones aunque no quieras). Dudé. No sé si fue el no querer escuchar su voz, su actitud hacia mí o simplemente que estoy harto de que incurra en mi vida cuando se le venga en gana. No puede borrarme de su vida de repente. Hacer como si no hubiera existido todo lo acontecido y después contactar conmigo. No es justo. Si mi ignorancia no surte efecto, no sé qué lo hará.
Espero que tal y como me ha dicho una amiga esto pase pronto. Tendré paciencia pero lo que más fastidia es la transición. El día a día...
P.D.- He retocado el género y la ortografía para hacerlo un poco mío. Recomiendo ese blog porque sus entradas están cargadas de sentimiento.
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