Bienvenido a mi nueva web

La nueva web tiene un aspecto más cuidado y estará más actualizada que la anterior

Cómo borrar las apps que no nos interesan

Un sencillo tutorial de cómo borrar las aplicaciones preinstaladas en nuestro Android

Guía Titanium Backup

Una simple guía para sacar el máximo partido a la mejor aplicación del Play Store

Presentaciones TCI

Un par de presentaciones con el programa Prezi que hice para la asignatura TCI

domingo, 18 de abril de 2010

Mirando las estrellas

Me tumbé en el patio semidesnudo, únicamente cubierto por una manta muy especial para mí. Miré al cielo pero vi pocas estrellas. Las nubes lo tapaban casi todo. La contaminación lumínica de las calles tampoco es que sea bienvenida en esos momentos.


En ese instante me planteé si por una mísera variable toda mi vida podría haber sido diferente. He caído derrotado... Hace demasiado tiempo que mi mente está angustiada. Que trabajo catorce horas seguidas para estar ocupado y no plantearme nada. Quizás es que ya no puedo más. Pienso en marcharme lejos y no mirar atrás. Hacer lo que tantos hombres han hecho cuando una mujer les parte el corazón. Lo peor es que echo demasiadas cosas y plantearme incesantemente si ese detalle ha marcado el devenir de los acontecimientos... me deprime. Saber que lo podría haber tenido es una carga lo suficientemente pesada para no permitirme levantar cabeza durante tanto tiempo. Ahora sé por qué las depresiones por desamor pueden durar años y años. El día que la tenga en mi mente como un simple pasaje de mi vida, lo habré superado. Ojalá pudiera repudiarla como ella hace conmigo.

La vida es demasiado injusta, pero hay que saber vivirla.



Ya tengo dos empleos. Mi vida no anda como debiera. Tendré que dejar uno pues no me reporta demasiados beneficios y es el que más tiempo y energía me absorbe. No tengo ganas de estar planteandome ciertas cosas sobre el trabajo. Además hay demasiados roces entre mi jefe y yo. Me puedo permitir ese lujo. El lujo de dejar un trabajo y seguir con el otro.

Espero que mi vida sentimental cambie radicalmente en las próximas semanas. No sé cómo, ni dónde, pero espero que sea pronto y bueno.

Me acuesto cada día con la sensación de que todo pudo ser distinto. De que hoy por hoy podría tener lo que ansío con tanto ímpetu si hubiese aprovechado la oportunidad que tuve. Quizás es verdad que exista un destino, y aquel no era el mio.

P.D.- Me quitaron la férula el viernes pasado. Ahora me toca ir a rehabilitación todos los días. A saber cómo lo compaginaré con el trabajo.


jueves, 8 de abril de 2010

Insomnio constante


J
usto cuando se apagan las luces, cuando la oscuridad se apodera de la calle, cuando el silencio reina el ambiente, cuando sólo oyes a tu mente divagar... en ese instante me siento más cerca de mí mismo. Mis pensamientos se transmiten hacia mis manos sin pasar por intermediarios. Mi consciencia duerme. Nada me impide hacer alguna locura, echarme a reir o a llorar sin sentido. Únicamente porque el cuerpo me lo pide. Ser partícipe de un debate conmigo mismo sobre si debería ir o no a ninguna parte en el otro lado del pais. Explicarme por qué debo cambiar mi aspecto o por qué mi vida lleva un rumbo que yo no he propuesto. Estoy solo y no siento la soledad. Pienso en todo y no saco ninguna conclusión.

Escucho gritos en la calle. Niños que chillan a sus "amigos". Parece que se divierten. Interrumpen mi pensamiento. Ahora la noche no es tan mágica, ha perdido pureza. Suena un tubo de escape, posiblemente de un coche. Algún gamberro cree que puede correr porque está solo en la carretera. Si mañana aperece en los periódicos la culpa será de otro. Tacones. Paso ligero que no cesa por mi calle. La vecina de enfrente acaba de llegar de una noche de fiesta. Me he vuelto a distraer. Ya no puedo pensar, no sé en qué estaba perdida mi mente. He perdido el hilo.

Supongo que toca dormir. No tengo sueño. Por más que ruedo de un lado a otro de la cama intentando encontrar una postura cómoda mi cuerpo se niega a reposar agusto. El brazo, la pierna, el cuello, la mano... si no es una cosa, es otra. Ahora siento calor. Si me levanto a abrir más la ventana sé que no volveré a acostarme pasado un tiempo. Necesito aire. Abro la ventana pero las nubes llaman mi atención, la fria brisa recorre mi cara, cierro los ojos y vuelvo a estar agusto. Una moto acelerando vuelve a destrozar la situación. Dejo la ventana y bajo a la cocina a beber agua. Unos minutos sentado en la banqueta mirando al piso no me harán daño. El suelo está helado. Me gusta su tacto. Comienzo a sentirme bien. Subo las escaleras y me acuesto, ya no siento calor. Ahora estoy cómodo. Cierro los ojos.

Me despierto. Miro el reloj y son las seis. Es temprano. No quiero levantarme para ir a trabajar pero es lo que se debe hacer. Me ducho, me lavo los dientes, me peino y me visto. La reunión/desayuno me espera. Otra noche que ha llegado a su fin. Otra más que se suma a las tantas que he pasado semidesvelado sin poder encontrarme a mí mismo. Sin consultar a mi subconsciente y saber qué es lo que deseo realmente.

Tras diecinueve horas me siento de nuevo delante del ordenador. Mi blog ha tenido bastantes visitas. El silencio vuelve a reinar en mi casa. Sin pensar comienzo a escribir:

Justo cuando se apagan las luces, cuando la oscuridad se apodera de la calle, cuando el silencio reina el ambiente, cuando sólo oyes a tu mente divagar...

miércoles, 7 de abril de 2010

La vida y la música

¿Qué piensas cuando dedicas una canción? ¿Piensas realmente el contenido que tiene? Rara vez dedico una canción a alguna persona, y cuando lo hago me aseguro de que expresa fielmente lo que yo quiero decirle. No es que sea quisquilloso. La música expresa los sentimientos de una manera que las palabras no podrán alcanzar nunca. No es lo mismo decir: "te querré por siempre"; a dedicar "I always love you" (enlace). La música es tan especial que puede erizarnos la piel, hacernos llorar, dibujarnos una sonrisa, obligarnos a reir, brindarnos ganas de saltar, hacer que nuestra garganta se resquebraje por cantarla una y otra vez... la música es tan maravillosa que no debe ser infravalorada. Hoy día hay muchísimas cosas (palabras, gestos, situaciones) que están muy, pero que muy, infravaloradas.

Siempre ha jugado un gran papel en mi vida. Desde pequeño me inculcaron una gran pasión por sentir la música. Quizás por eso me gustan todos los estilos. No considero muchas "cosas" música, y por ello puede ser que me gusten todos los estilos.

Recuerdo cuando comencé a escuchar a grandes compositores de la comunmente llamada música clasica. Tchaikovsky, Mozart, Beethoven, Händel, Stravinski, etc. Me encanta oir sus grandes obras de vez en cuando. (enlace)

Luego me fui aficionando a la música disco. Me encanta bailarla, disfrutarla a todo volumen y no pensar. Únicamente dejarme llevar por los sentidos. Hoy por hoy conozco demasiada música. Sobre todo de la década de los ochenta y noventa. (enlace)

Por eso, cuando alguien dedica una canción sólo por el estribillo, una parte concreta, un par de versos... no vale la pena. Es mejor hacer como ya hice yo en su día: componer.

Construir una canción no es tan difícil si se está correctamente inspirado. Tengo la suerte de poder plasmar en verso lo que nunca supe decir en prosa. En ciertos momentos de mi día a día, como ahora, mi mente deja paso al corazón, y éste, se abre por la mitad como un libro. Dejando ver así todo lo que tiene dentro. A veces, tristeza. A veces, alegría. Pero siempre la verdad. (enlace)

Aunque pueda exponer aquí canciones que para mí tienen un significado muy especial, quizás para ti no significarían nada. La música tiene la particuliaridad de que cada cuál la capta como quiere. Una música alegre para una persona puede ser dramática para otra. No hay un canon escrito sobre eso.

No dediquen una canción a la primeras de cambio. Es mejor que crees una tú mism@. Aunque sean dos párrafos. Así verás que eres capaz de expresas muchísimos sentimientos sin necesidad de usar a otro interprete más que a ti mism@.

Hace poco recordé un tema de Depeche Mode que se titula "Enjoy the silence (Disfruta el silencio)". La letra, los acordes, la voz... demasiado bueno.


(La he puesto subtitulada para los que no sepan inglés)

Estoy cansado de que se tergiversen mis palabras. Hoy he recibido dos comentarios bastante peyorativos en los que se me tachaba de no dejar en paz a mi anterior pareja. Los seguidores de mi blog saben que yo nunca he intentado contactar con dicha persona. En este blog se exponen mis vivencias, mis reflexiones. En estas lineas no hay cabida para las faltas al respeto. No las he cometido en todo este tiempo y no lo haré en el futuro. Internet es demasiado grande y mi blog es sólo una ínfima parte de él.

P.D.- Gracias a todas las personas que siguen mi blog. ¡Dentro de poco alcanzará las dos mil visitas! ¡Ah! Se me olvidaba. Aun me queda una semana con la férula. Ojalá me la quiten en la próxima consulta.

lunes, 5 de abril de 2010

Asquerosa inmadurez, bendita ignorancia

Es curioso cómo los seres humanos cambian radicalmente según los acontecimientos. No me veo capaz de dejar de hablarle a una persona por una diferencia de opiniones. Y menos aun cuando has compartido muchas salidas, cenas, situaciones cotidianas... es difícil afrontar el hecho de que, de un día para otro, no te dirija la palabra y ni siquiera te mire. Odio esa sensación.

Anoche estuve hasta las cuatro de la madrugada despierto. Don Insomnio volvió a visitarme. Me pasé casi toda la noche mirando blogs. Encontré uno con una entrada que expresa tan claramente lo que yo quiero decir que tuve que guardarla. Dicho post es una carta de amor de una exnovia hacia su expareja. Éste la dejó por otra y ahora vuelve para ser su amigo. Ella no quiere, le guarda un rencor inmenso y no desea saber nada de él.


Aunque ya nunca vuelvas a mí
Te escribo esta carta con mucho dolor para decirte que no he podido olvidarte a pesar de que muchas veces lo he intentado.
Yo sé que por tu parte las cosas son diferentes. Me han dicho que eres feliz. Que en aquellas tierras lejanas encontraste un hombre que ocupa mi lugar. Me han dicho tantas cosas que sólo me hacen daño...
Perdona si mi carta llega a molestarte, no es ese mi objetivo. Te escribo por una necesidad profunda de mi alma. Necesito desahogarme. Necesito al menos decirte cómo me encuentro, aun sabiendo que no puede importarte.
Ya el tiempo pasó y se llevó con él mi felicidad... mi felicidad eras tú. Ahora sólo me quedan los recuerdos, los momentos, las canciones, las imágenes de tu sonrisa y tu bella mirada que me hacían sentir el hombre mas afortunado de esta tierra.
Ahora tu mirada pertenece a otro...
Desde que lo sé mi alma está apagada. Los días han perdido su sabor, su color, la emoción. Yo he perdido el deseo de amar, porque como te amé, nunca amaré.
No quiero para nada importunarte, y menos hacer sentir mal a la persona que está a tu lado. Seguramente lo estará si sabe de mi carta, es natural, pero que sea claro, no quiero disturbar tu relación y menos aun causarte problemas. Sólo necesito contar contigo al menos para esto, para decirte todo aquello que me va destruyendo día a día. Me conozco, y al menos un poco me conoces. Después de esto nunca más sabrás de mí, nunca más buscaré un contacto contigo. Tienes mi palabra de honor.
Deseo que siempre seas feliz. Gracias por aquellos momentos y por las grandes emociones que me regalaste. Las mismas que ahora no me dejan vivir en paz. Esas que me hacen caer en grandes depresiones de las que difícilmente puedo salir. Siento tanto tener que escribirte de esta forma tan pésima, pero de esta forma es como me siento. Eres una huella que vivirá en mí todo el tiempo, hasta el último día de mi vida.
Hoy por hoy lucharé, al menos, para no sufrir con este amor que todavía vive en mí. Recuerda que siempre te amaré aunque ya nunca vuelvas a mí.

Hoy me ha llamado. No salió su nombre en la pantalla, ya la borré hace tiempo de mi agenda. No era su número personal. Me llamó desde el teléfono de su madre, reconocí los dígitos (tantos años de relación hacen que recuerdes números, nombres y direcciones aunque no quieras). Dudé. No sé si fue el no querer escuchar su voz, su actitud hacia mí o simplemente que estoy harto de que incurra en mi vida cuando se le venga en gana. No puede borrarme de su vida de repente. Hacer como si no hubiera existido todo lo acontecido y después contactar conmigo. No es justo. Si mi ignorancia no surte efecto, no sé qué lo hará.

Espero que tal y como me ha dicho una amiga esto pase pronto. Tendré paciencia pero lo que más fastidia es la transición. El día a día...

P.D.- He retocado el género y la ortografía para hacerlo un poco mío. Recomiendo ese blog porque sus entradas están cargadas de sentimiento.

domingo, 4 de abril de 2010

¿Envidia? Envidia asquerosa

Suelo ir caminando del trabajo a casa. Durante el largo trecho que separa el Estadio de Gran Canaria de mi barrio comencé a pensar en lo que he conseguido a mis veinte años. Sé de buena tinta que hay chicos de mi edad, e incluso más pequeños, que ya poseen ciertas cosas que pueden parecer (o son) bastante atractivas. No es justo. No puede ser justo que prospere la ley del mínimo esfuerzo.

Acaba de cumplir los dieciocho años. No ha acabado la ESO, pero da igual. Sus padres no quieren saber nada de él puesto que se pasa el día en la calle frecuentando malas amistades, perdiendo el tiempo. Ya no tiene remedio. Se apuntó a un Programa de Garantía Social y ahora tiene un título. Se ha enterado de que un vecino suyo vende un coche. Un BMW bastante potente. Le ha pedido dinero a sus padres y gracias a éstos ya tiene transporte propio. El permiso B lo ha sacado a la primera. No ha gastado mucho dinero en ello pues lo sacó todo en menos de dos meses. Siempre viste a la última moda. Sus caprichos están cubiertos. Su messenger ahora rebosa conversaciones, todos quieren estar con él porque puede llevarte y traerte. Además, es "guapo" y complace los caprichos de sus ligues. ¿Qué más dará de dónde saca el dinero si puede comprarte ropa de marca o invitarte a comer, cenar o salir fuera todos los días? Ellas no piensan en eso. Sólo ven la posibilidad de salir a dónde se antoje, cuando se antoje. Y eso a él poco le importa. Tiene las mujeres que quiere. ¿Qué más dará lo demás?

Esta historia es más real y usual de lo que pueda parecer a simple vista. Quizás cambien algunos roles. Puede que él tenga la ESO, que en vez de un BMW sea un turismo de hace diez años, que no sea mala persona... Pero cunde el mismo detonante que a mí, personalmente, me molesta: La Ley del Mínimo Esfuerzo.

No es justo que alguien que no se ha preocupado por tener un futuro bien asentado, se vea recompensado con algunas máximas que a otros tanto les cuesta. Y en mi día a día puedo comprobarlo. Amistades que con el bachillerato, están estudiando un ciclo superior y no pueden sacarse el carné B porque su familia necesita un sueldo más en la casa. Que no tienen tiempo para gastar en salir de fiesta o intentar conocer a alguien porque se pasan el día trabajando y estudiando. No es justo.

Puede que envidie esa vida. ¿Y quién no? Poder conseguir lo que quieres con el mínimo esfuerzo posible es algo que me queda lejos. Y lo peor de todo es que es cierto.

¡Qué mal repartido está el mundo y qué injusta es la vida hoy día!

jueves, 1 de abril de 2010

Sobriedad pasajera

Acabo de llegar de casa de un amigo. Fui a ver el partido de la Europa League entre Valencia y Atlético de Madrid. Luego vimos una película y volví a casa. Salí sobre la una y media de la mañana y he llegado antes de las dos. No tardé tanto como esperaba.

Me quedé en una parada algo lejana de mi casa. Quería caminar un poco. Sentía la necesidad de estar andando solo y poder sentirme agusto. Hay veces que ayuda. No sé si es el silencio que reina en la calle a esas horas, la falta de gente o simplemente la oscuridad de la noche. La sensación que me produce la soledad en una calle, avenida, parque... me hace sentir bien. Es algo extraño, me gusta sentirme solo en la noche.

Todo esto se desmorona cuando enfilo mi calle. En ese instante en el que vislumbro la puerta de mi casa todo se va. Ya no me siento bien. Sé que entraré, me ducharé y en el momento en el que termine de lavarme los dientes me quedaré mirando mi figura ante el espejo. Pasarán los minutos y yo seguiré incrédulo observandome, pensando en los acontecimientos que han marcado mi vida en los últimos meses.

Cada vez que pienso en ello... mejor no pensar en ello...